El abuso de alcohol es peligroso para su salud. Consuma con moderación.
El uso de la flor de la uva como componente del bouquet aromático de G’Vine, Gin de France, es una elección atrevida de Jean-Sébastien Robicquet.
Esta frágil flor solo se puede cosechar durante unos pocos días en el mes de junio, durante el florecimiento de la uva, lo que la hace única y preciosa. Su combinación con el aguardiente, también de uva, es lo que garantiza la exquisitez y elegancia de G’Vine.
La flor de la uva es un elemento esencial en el ciclo de generación de la uva, que solo tras su fertilización puede transformarse en fruto.
Su apariencia depende de muchos factores, entre ellos, el clima. Un invierno suave y soleado puede adelantar el florecimiento hasta mayo, mientras que uno lluvioso y gris ralentizará el proceso de fotosíntesis, motor del desarrollo de la uva y, por tanto, la aparición de sus flores.
Se desarrollaran en racimos que nos recordaran a la imagen de las uvas que se produciran. Son discretas, tanto por su pequeño tamaño, que se abre paso en medio de floreciente vegetación, como por su sutil aroma. El florecimiento, ha sido desde tiempos inmemoriales un indicador para que el agricultor sepa la fecha de la futura cosecha, que deberá realizarse entre 90 y 100 días más tarde.
La flor de la uva, el secreto de la excelencia de G’Vine
Al incluir la flor de la uva a la mezcla, se produce un alcohol nunca visto antes en la industria de las bebidas espirituosas. De esta innovadora y sorprendente elección nace G’Vine, una ginebra de alta gama que ha logrado posicionarse como una de las más populares del mundo.
Por la ubicación de Maison Villevert en el corazón de las viñas, sobre los viñedos de Petite y Grande Champagnes, lo natural era el uso de la emblemática variedad ugni blanc típica de la localidad de Cognac. El aguardiente, producido parcialmente con esta variedad de uva, es al mismo tiempo dulce, embriagador y perfectamente neutro para que las hierbas y las especias puedan apreciarse.
Utilizamos la flor de la uva por sus características únicas, ya que alberga aromas complejos de frutas amarillas exóticas y flores blancas, realzadas por un toque especiado y un ligero amargor. Es el escenario idóneo para alcanzar un delicioso equilibrio y una agradable redondez. Aunque su sabor escasee antes de la cosecha, durante la elaboración de nuestra ginebra deja entrever delicadas y atípicas notas florales. El frescor que aporta a los cócteles es incomparable.
La cosecha de esta flor solo es posible gracias a la labor previa de nuestros equipos. Las técnicas utilizadas, heredadas de siglos anteriores, todavía se utilizan para producir flores y uvas de gran calidad.
El tamaño de la viña durante la temporada invernal determinará el número de racimos que habrá de cara a la vendimia. Lejos de ser una anécdota, en esta etapa se deben respetar diversos criterios para producir una cantidad suficiente de flores. No hay que olvidar que su cosecha impedirá la producción de uvas, por lo que la apuesta que Maison Villevert hace año tras año para obtener finalmente una ginebra única en el mundo es innegable.
Cuando llega el florecimiento, nuestros equipos cuentan con cinco días para recoger a mano estas delicadas flores. Varios peligros lo pueden poner todo en juego: las lluvias repentinas o los vientos fuertes pueden afectar enormemente el estado de las flores. Sin embargo, la cosecha manual es la única manera de preservar su aroma sutil y característico. Posteriormente, se colocan en una bolsa de muselina, que después se sumerge en el alambique, para infusionar y dejar libres los aromas del aguardiente.